La salud mental de los niños durante y después del COVID-19

Hace unas semanas, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, presentó una petición drástica a las autoridades sanitarias españolas, haciendo hincapié en la necesidad de que los niños abandonaran el confinamiento de sus hogares para jugar afuera. Expresó cómo sus propios hijos habían oscilado entre la tristeza y la ira, y su hija de tres años había comenzado a usar pañales una vez más. Las estrictas reglas de cierre en España estaban, en efecto, comprometiendo el bienestar de sus hijos.

Sin embargo, este problema de la salud mental de un niño durante la pandemia de COVID-19 no debería sorprendernos. Sus rutinas diarias se vieron afectadas por clases improvisada en casa, la pérdida repentina de contacto social y muchas otras. La mitad de las enfermedades mentales suelen comenzar a los 14 años y la posibilidad de ansiedad y trastornos de la personalidad a veces surgen alrededor de los 11 años, entonces, ¿qué pueden hacer los profesionales de la salud mental para ayudar a los niños que ven en riesgo el deterioro de su salud mental?

Los siguientes enfoques tienen como objetivo mitigar un problema que, tal como está actualmente, permanecerá en el futuro.

Prevención de riesgos en la salud mental de los niños

No hace falta decir que existen ciertos factores de riesgo que aumentan la probabilidad de un empeoramiento de la salud mental en algunos niños. Alguno de los factores pueden ser: una enfermedad física a largo plazo, un padre con problemas de salud mental anteriores o actuales, o discriminación por motivos de raza, sexualidad o religión.

Existen ciertos factores de riesgo que aumentan la probabilidad de un empeoramiento de la salud mental en algunos niños. Estos podrían ser una enfermedad física crónica, un padre que haya tenido o tenga problemas de salud mental, o discriminación por motivos de raza, sexualidad o religión.

Sin embargo, en un momento en que el desempleo se está disparando y el mercado de valores es volátil, la contextualización actual puede ser fundamental para identificar a aquellos jóvenes con mayor riesgo de deterioro de la salud mental. Los identificados con mayor riesgo podrían recibir un tratamiento más temprano y experimentar repercusiones menos graves a largo plazo.

Un ejemplo para ilustrar esta línea de enfoque puede ser el de un niño cuyos padres perdieron su trabajo una semana el uno del otro, respectivamente. ¿Cómo puede este niño verse afectado por tales eventos? ¿Cómo tratarán los padres sus sentimientos de ira o ansiedad con el niño? ¿Qué recursos se pueden proporcionar a los padres del niño para ayudarlos a enfrentar tales sentimientos?

Considerar preguntas de esta naturaleza puede alentar a intervenciones preventivas que ayudarán a un niño en riesgo (y también a los padres) con las estrategias de afrontamiento necesarias, etc.

De hecho, hacer lo contrario tendría consecuencias que podrían afectar el desarrollo y los resultados educativos de un niño. En caso de que el objetivo actual sea proteger la salud mental de los más pequeños, las acciones tomadas en la identificación temprana tendrán el mayor impacto.

 

Saca mayor provecho en la tecnología digital para niños

La tecnología digital no es nada nuevo para las generaciones más jóvenes. La introducción de teléfonos inteligentes, redes sociales y otras herramientas tecnológicas han transformado la forma en que los niños y los jóvenes se relacionan entre sí, con ellos mismos y con su entorno. La cuestión de interés es cómo estas herramientas están brindando soporte adicional a aquellos que están familiarizados con dicha tecnología.

Si bien un mayor uso de las redes sociales, sobre todo el uso de redes sociales durante noche, están asociadas a un mal sueño, también hay estudios que respaldan el uso moderado de la tecnología digital, y entre sus beneficios se incluye una mejora en el bienestar mental de los niños [3]. Por el contrario, el uso excesivo o la falta de uso puede tener un pequeño impacto negativo.

Dado que muchos niños ya no pueden reunirse con amigos debido al distanciamiento social, ahora puede ser el momento de presentarles a los niños y a los padres pautas de intervención sobre el uso responsable de la tecnología digital.

Preguntas que pueden ayudar a dar forma a dicha orientación:

  1. ¿Cuánto tiempo on-line es demasiado?
  2. ¿Cómo conseguir un sistema de apoyo emocional a través de plataformas en línea?
  3. ¿Qué aplicaciones están disponibles que podrían ofrecer prácticas de meditación para niños para calmar los nervios?

(De hecho, la popular aplicación de meditación Calm acaba de lanzar una serie de historias y ejercicios de meditación para transmitir tranquilidad a niños de diferentes edades).

Considerando todo esto, la terapia podría ser más efectiva tanto en sesiones en vivo como en sesiones de forma remota en línea.

Anticípate y prepárate

La nube de imprevisibilidad se cernirá durante el resto de este año hasta que aparezca una vacuna y las tasas de infección sean muy bajas. Varios escenarios podrían surgir como resultado. No obstante, el bienestar mental de los niños seguirá estando en juego.

En el mejor de los casos, los niños podrán regresar a las escuelas. Pero en el peor de los casos, otra ola de infección ataca; las autoridades gubernamentales de salud imponen medidas restrictivas una vez más; y los niños están confinados en sus hogares.

Independientemente de cualquiera de los dos, ambos desencadenarán efectos en los niños. En un artículo publicado en The Lancet Child & Adolescent Health, explican que existe el riesgo de que algunos niños con depresión se sientan abrumados mentalmente con las dificultades que acompañan el reajuste a la vida escolar. Por el contrario, si las escuelas se cierran nuevamente o se reduce el tamaño de la clase, la vida escolar puede perder su papel como rutina diaria, por lo que el bienestar mental de los niños ancla su estabilidad emocional y psicológica.

Dicho esto, anticipar y prepararse AHORA para el advenimiento de tales eventos será la diferencia en cómo los niños responden mentalmente a esta saga pandémica.

De hecho, ahora más que nunca es cuando las experiencias actuales pueden servir como un lente para aprender y refinar los enfoques de terapia, y conducir a tratamientos más efectivos para aquellos tan jóvenes y más necesitados.

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